Alimentación del Niño con Diarrea y Vómitos: Lo Que Debes Saber Según la Edad

En las últimas semanas, he observado un notable incremento en los casos de afecciones digestivas, presentando síntomas como vómitos, cólicos, fiebre y diarreas. Este patrón, predominantemente de origen viral, no distingue entre niños y adultos, llegando a afectar a múltiples miembros de una misma familia. Una de las mayores inquietudes en estos cuadros clínicos es el manejo de los vómitos y las diarreas acuosas, frecuentes y voluminosas, que pueden provocar irritación severa en la región perianal. Estos síntomas, que suelen durar entre 3 a 4 días, representan un riesgo particularmente alto de deshidratación en niños vulnerables, ya sea por desnutrición o por padecer alguna enfermedad previa. La importancia de abordar estos síntomas de manera oportuna es fundamental para prevenir complicaciones mayores. En este artículo, nos centraremos en el manejo dietético adecuado para pacientes que enfrentan esta condición, ofreciendo orientación clara sobre cómo actuar ante los cuadros de náuseas y vómitos, aspectos esenciales para garantizar una recuperación efectiva y segura.


Cuando los niños experimentan diarrea y vómitos, su alimentación debe ajustarse cuidadosamente para ayudar a su recuperación y evitar la deshidratación. La edad del niño juega un papel crucial en la elección de los alimentos más adecuados para este periodo. A continuación, se detalla cómo manejar la alimentación en diferentes etapas de la infancia:

Lactantes con Alimentación Materna Exclusiva: En los bebés que son alimentados exclusivamente con leche materna, se recomienda continuar con la lactancia a demanda. La leche materna no solo proporciona hidratación sino también nutrientes esenciales que ayudan en el proceso de recuperación.

Después del vomito espera varios minutos para retomar la alimentacion o hidratacion en pequeñas cantidades y a intervalos de treinta minutos.



Niños de 6 Meses a 3 Años: A esta edad, se puede introducir o continuar con alimentos blandos y de fácil digestión, como purés de frutas (banano, manzana cocida) y verduras (zanahoria, calabaza), así como cereales infantiles sin gluten. Es importante ofrecer pequeñas cantidades de líquidos frecuentemente, que pueden incluir suero oral para reponer los electrolitos perdidos.

Niños Mayores y Adolescentes: En esta etapa, se pueden incorporar gradualmente alimentos sólidos blandos a medida que disminuyen los síntomas. Se sugiere empezar con arroz cocido, pollo hervido sin piel, tostadas y plátano. Evitar alimentos grasosos, muy condimentados o azucarados que puedan irritar el estómago.

En todas las etapas, la hidratación es clave. Ofrecer agua y sueros de rehidratación oral es fundamental para reponer los líquidos y electrolitos perdidos. Si los síntomas persisten más de 24 horas o se observan signos de deshidratación (pocos pañales mojados en lactantes, llanto sin lágrimas, boca seca), es imprescindible buscar atención médica.

Cada niño es único y puede responder de manera diferente a la enfermedad y a los cambios en la dieta. Por ello, consultar con el pediatra para obtener recomendaciones personalizadas es siempre la mejor opción.

La Importancia de una Parada Digestiva o Período de Ayuno Después de un Vómito

Tras un episodio de vómito, tanto en niños como en adultos, el estómago necesita un tiempo de recuperación y relajación para volver a su funcionamiento normal. Aquí es donde entra en juego la importancia de una parada digestiva o un breve período de ayuno. Este tiempo sin ingestión de alimentos permite que el sistema digestivo descanse y se recupere, reduciendo la irritación y facilitando la reparación de los tejidos afectados por el esfuerzo del vómito.


Posterior a esta breve pausa digestiva que puede durár 30 minutos a 1 hora se inicia la alimentación o hidratación que sigue siendo fundamental. La reposición de líquidos perdidos a través de pequeñas cantidades de agua o soluciones de rehidratación oral es crucial para evitar la deshidratación. Estas soluciones aportan, además de agua, los electrolitos necesarios para mantener el equilibrio hídrico y electrolítico del cuerpo.

Es recomendable iniciar con sorbos pequeños o cucharaditas de líquido cada pocos minutos, aumentando gradualmente la cantidad según la tolerancia del paciente. Una vez que los síntomas de náuseas y vómitos han disminuido y el paciente tolera bien los líquidos, se puede comenzar a reintroducir alimentos blandos y de fácil digestión, como caldos claros, gelatina o manzana rallada, progresando lentamente hacia una dieta normal según se observe mejora en el estado del paciente.

La duración de este ayuno será determinada por la causa subyacente del vómito y la respuesta individual de cada persona, por lo que es fundamental seguir las recomendaciones específicas de un profesional de la salud. En el caso de los niños, la supervisión y el consejo de un pediatra son imprescindibles para adaptar estas pautas a sus necesidades específicas y asegurar su bienestar.

me despido por ahora, esperando que esta información les haya sido de gran ayuda y luz en momentos de preocupación por la salud digestiva de sus seres queridos. Les invito cordialmente a interactuar, compartir sus experiencias o dudas. Su participación enriquece nuestra comunidad y nos permite crecer juntos en conocimiento y comprensión.


No olviden explorar nuestros otros artículos, donde encontrarán más consejos y guías prácticas sobre diversos temas de salud que podrían ser de su interés. Cada lectura está diseñada para apoyarles en el cuidado de la salud de su familia, brindándoles información valiosa y actualizada.

Hasta la próxima, cuídense mucho y sigan cuidando de los suyos con amor y dedicación.

Dr. Franklin Fernández Torres

Especialista en Pediatría y Postgrado en Nutrición Pediátrica

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